El pueblo reclama la unidad. El pueblo quiere fe. Y, por eso, su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y busca la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los afirman y de los que creen. (José Carlos Mariátegui)
Hoy, primero de mayo, día internacional de la clase obrera, miles de personas se movilizan en todo el mundo. Marchan para hacer sentir su protesta contra esta sociedad capitalista, que cada vez más se muestra como un sistema injusto y depredador.
En los países capitalistas-imperialistas más desarrollados, donde siempre nos quisieron mostrar que la abundancia y el lujo eran una realidad para todos sus habitantes, hoy vemos desempleo, pérdida de derechos conquistados con duras jornadas de lucha del pueblo, despojo de viviendas, recortes de personal en las grandes empresas, mendigos en las calles. Es la crisis capitalista que ha llegado y los ha golpeado, mostrando una vez más que un sistema social basado en la acumulación de grandes riquezas en unas pocas personas no puede producir nada distinto a inmensa pobreza en el resto de la sociedad.
En Asia, África y América Latina, vemos como nuestros países se han transformado. Ya no somos las sociedades rurales que producían su propio alimento, hoy las ciudades están llenas de millones de personas que han llegado porque fueron despojadas de sus tierras, expulsadas de sus territorios por una guerra que los dueños del poder político y económico empezaron y han mantenido conscientemente en su afán por acaparar todas las riquezas y disponer de mano de obra barata en las ciudades. Muchos llegaron con promesas de mejores oportunidades y terminaron enfrentados a una dura realidad: falta de empleo, malas condiciones de vivienda, servicios públicos, salud y educación cada vez menos al alcance de las mayorías gracias a la privatización neoliberal, criminalización de sus luchas e incluso de su vida cotidiana en los barrios, violencia e inseguridad, producida la mayor de las veces como consecuencia de la misma pobreza y miseria en que viven inmensos sectores de las ciudades.
Uno de estos casos de espejismo capitalista es Bangladesh, país del sudeste asiático, hoy el segundo exportador de ropa en el mundo. Al pueblo le dijeron que habría trabajo y progreso si aceptaban que los monopolios internacionales de ropa llegasen a montar sus empresas. Pero en lugar de mejores condiciones, la explotación es el pan de cada día, en los últimos años miles de obreros textiles, principalmente obreras, han muerto aplastados en fábricas mal construidas que se derrumban con facilidad. Ese es el precio del espejismo capitalista.
En nuestros campos continúa el despojo. Los que han robado y asesinado durante décadas quieren más, quieren todo: el agua, la biodiversidad, las riquezas del subsuelo, la propia vida de la gente. Por eso los grandes proyectos minero-energéticos, los grandes proyectos de cultivos agro-comerciales, las grandes inversiones que el Estado nunca quiso hacer y ahora le abre el campo al gran capital financiero imperialista. Por eso ahora nos hablan de paz, porque necesitan vía libre para sus inversiones y su afán depredador.
Puede ser que la guerra pare. También es una necesidad para el pueblo. Necesitamos defender lo que no nos han arrebatado, pero para eso necesitamos primero conservar y reconstruir las fuerzas democráticas y revolucionarias del pueblo; nuestros campesinos que han estado en medio de la guerra desde que comenzó necesitan reconstruir su tejido social, sus organizaciones sociales y políticas, defender sus territorios; los pobladores urbanos tenemos que luchar por ciudades más justas, con un ordenamiento territorial que no nos relegue a los cinturones de miseria, por no dejarnos separar de nuestros campos para no correr el riesgo de quedarnos sin seguridad alimentaria, tenemos derechos que reconquistar y nuevos derechos por los cuales pelear. Necesitamos entre todos construir un nuevo proyecto democrático y revolucionario.
Esa paz no puede de ninguna manera significar la ausencia de lucha. Por el contrario, lo que estamos obligados a entender es que se abre un nuevo momento. Quienes están en el poder siguen ahí, seguirán utilizando su poder contra el pueblo, porque de ellos no podemos esperar nada distinto de su codicia y su afán de acumular riquezas a costa de la opresión y explotación de las inmensas mayorías. A nosotros, al pueblo que siempre ha luchado, nos queda una historia que no podemos olvidar y la responsabilidad de trabajar por entender las nuevas condiciones, por trazar el nuevo camino que ha de seguir el pueblo colombiano para lograr una Colombia con democracia popular y caminando hacia una Colombia socialista.
¡¡POR EL PODER, LA DEMOCRACIA Y EL SOCIALISMO!!
¡¡POR UN NUEVO PROYECTO DEMOCRATICO Y REVOLUCIONARIO!!
Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo MODEP
Primro de Mayo de 2013
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Movimiento por la defensa de los derechos del pueblo-MODEP-BOGOTA
Vamos por la Democracia, el Poder y el Socialismo.
http://modepdistrital.blogspot.com/