miércoles, 4 de junio de 2014

Sobre la segunda vuelta para la elección presidencial -2014

Los resultados de las elecciones parlamentarias de marzo y la primera vuelta presidencial, evidencian la contienda por la conducción política del país entre las clases dominantes, de un lado el sector neoliberal fascista, con el Centro Democrático y Uribe-Zuluaga; del otro lado, el sector neoliberal eficientista y pragmático representado por Juan Manuel Santos y la Unidad Nacional. Esta pugna ha marcado desde hace cuatro años la vida política del país, tal como lo planteamos desde 2010. 

 

El sector fascista que durante este periodo presidencial venia perdiendo el poder en las instituciones y la conducción política,  aprovechó su presencia en la Procuraduría, las fuerzas armadas y entre funcionarios del Estado, así como el respaldo por parte de empresarios, monopolios internacionales y sectores sociales populares y burgueses afectos a las políticas fascistas para acorralar al sector de Juan Manuel Santos con un discurso guerrerista y pendenciero.

 

Santos ha continuado la guerra contra los grupos guerrilleros, persiguiendo y eliminando mandos y combatientes, en medio de un proceso de paz condicionado a la necesidad de inversión imperialista, jalonado por el proyecto extractivista, los megaproyectos agrícolas y la mayor militarización, como parte de la reconversión económica del territorio.

 

Por otra parte, los monopolios minero energéticos y agrícolas, claves para el proyecto de las locomotoras minero-energética y agricultura, piden al  nuevo gobierno (sea Santos o Zuluaga) agilizar el tiempo de trámite para asignación de títulos para incrementar la explotación minera, así como flexibilizar aún más los controles ambientales institucionales y garantizar la inversión e infraestructura en las áreas de megaproyectos agrícolas.

 

En el gobierno de Santos, se abordó la crisis humanitaria producto de la guerra y la represión como exigencia de las víctimas y la comunidad internacional, dando lugar a las leyes de reparación de víctimas y restitución de tierras y el marco constitucional para la paz, ajustándolas a los intereses de las clases dominantes para la inversión y la propiedad de los monopolios, sin generar reales garantías para el retorno de los desplazados, ni para el ejercicio político de la oposición y del movimiento social, donde la movilización y las luchas populares han sido fuertemente reprimidas y criminalizadas por el ESMAD y la aplicación de la Ley de Seguridad Ciudadana.

La  paz de Santos no tiene como finalidad la democratización del país, sino la creación de condiciones de competitividad para la acumulación de capital y la cooptación de la izquierda al colocarle un marco limitado a la resistencia y a los proyectos revolucionarios, situación que se puede facilitar con el apoyo de sectores demócratas o revolucionarios a Santos.

 

Zuluaga plantea acabar con la lucha armada para avanzar en el modelo económico, lograr la paz sobre la base de reducir más militarmente a la guerrilla y limitar la acción política de la izquierda en general. La forma de gobernar y de implementar el modelo económico del fascismo uribista tiene un enfoque diferente a JMS, en lo relacionado con los sectores beneficiados, el control de la opinión pública y el fortalecimiento del presidencialismo y el debilitamiento de lo institucional.

 

En el proceso de paz que se adelanta, la guerrilla de las FARC le está apostando a convertirse en un movimiento político, es decir transitar de la política con armas a la política sin armas, y además ganar reivindicaciones que favorezcan a los sectores que históricamente han representado y otras de carácter nacional para los demás sectores del pueblo. Cuestión que debe ser apoyada por los demócratas y revolucionarios en cualesquiera que sean los resultados de la segunda vuelta presidencial.

 

Es entendible la preocupación de los sectores sociales y políticos, ante una eventual retoma del gobierno por parte del fascismo y que se acabe las negociaciones de paz en La Habana. La experiencia del  gobierno de Uribe y sus años anteriores dejó secuelas y heridas que llevan a sectores populares, democráticos y de izquierda a considerar que en este momento la única posibilidad política es apoyar la reelección de Santos como el mal menor.

En relación al llamado de varios sectores de los demócratas y revolucionarios de apoyar la reelección de Santos para imposibilitar el arribo al gobierno del fascismo uribista, representado por Zuluaga, consideramos que este apoyo coloca a las organizaciones políticas y sociales del campo democrático y revolucionario en función de las disputas e intereses de las clases dominantes,  dificultando la construcción o fortalecimiento de una opción de alternativa al modelo neoliberal extractivista y a la democracia gran burguesa.

 

Por lo expresado anteriormente no apoyamos ninguno de los candidatos presidenciales, llamamos a anular el voto, consideramos que las diferencias de posición sobre la actitud hacia la segunda vuelta al interior de los demócratas y revolucionarios deben ser respetadas en el presente momento histórico.

 

Finalmente hacemos un llamado a fortalecer la reconstrucción y unidad de las fuerzas sociales para la transformación nacional y democrática, tal como se ha hecho con el movimiento estudiantil con la MANE, los paros agrarios, minero y cafetero, las luchas contra la procuraduría fascista y la destitución de Petro, la Cumbre Agraria, el paro nacional del magisterio de mayo de 2014. 


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Movimiento por la defensa de los derechos del pueblo-MODEP-BOGOTA
Vamos por la Democracia, el Poder y el Socialismo.
http://modepdistrital.blogspot.com/

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