El Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo – MODEP- convoca a todas las personas y organizaciones que están haciendo denuncia y movilización contra las campañas de intimidación y asesinato de jóvenes, activistas políticos y desempleados a conformar un plan de trabajo que permita acciones conjuntas de seguimiento, denuncia y protección del derecho a la vida y contra la criminalización de los jóvenes.
La campaña de terror que se adelanta a nivel nacional para mantener la llamada "Seguridad Democrática", desde los altos niveles del Estado hasta las bandas delincuenciales y sus jefes políticos que luchan por control territorial anuncian una nueva oleada paramilitar. A esta propuesta fascista y mafiosa de manejo social de la pobreza, drogadicción, rebelión, protesta y delincuencia ha sido apoyada por algunos líderes comunales que se ven confundidas por el incremento de la inseguridad en los barrios y la propaganda del régimen de cómo solucionar los conflictos.
La frase tan tenebrosa con la cual llegaban los paramilitares a las zonas de su interés: "SI NO SE ACUESTAN TEMPRANO, NOSOTROS LOS ACOSTAMOS" se ha convertido en el slogan de la nueva campaña que tiene un plan más amplio, sistemático, y terrorífico que abarca las principales ciudades de Colombia (en veinte de los 32 departamentos), y particularmente en la capital del país.
Circulan miles de panfletos regados en los barrios populares amenazando a los llamados indeseables, es decir las victimas del sistema capitalista de explotación y opresión: drogadictos, prostitutas, indigentes e incluso desempleados, y junto con ellas también listas de amenazas de dirigentes juveniles, políticos y sociales, y judicialización y ordenes de captura contra los que han denunciado masacres, asesinatos y persecuciones detrás de los panfletos.
Los jóvenes de los barrios populares entre los 15 a 26 años, son el sector más estigmatizado y perseguido por esta campaña de control social y territorial, los volantes exigen "disciplina social", horas de llegada a las casas, toque de queda, destierro y no solo por razones de delincuencia común. Según denuncias de los jóvenes de varias localidades de la capital y de otras ciudades, estos volantes son repartidos puerta a puerta en algunos casos por agentes de la fuerza pública.
La campaña de terror se propone crear zozobra y miedo en la población para justificar la represión, la presencia de la policía y ejército en las calles y barrios populares, los allanamientos, detenciones, persecuciones a presuntos "terroristas" y la presencia de grupos de paramilitares. Busca que la ciudadanía se asuste con los jóvenes de los "parches", con los que se visten, bailan y escuchan música "rara". Pregonan los "moralistas" del establecimiento que esos gustos y pintas sugieren vicio y delincuencia potencial o activa. La existencia de la delincuencia en los jóvenes tiene esencialmente su origen en el desempleo, el hambre y la discriminación social.
Todo eso es un mensaje para que la población se mantenga dentro del modelo autoritario, mafioso y antipopular de Álvaro Uribe Vélez y permita su continuidad so pena de una nueva oleada de terror y una campaña también orientada a dividir y frenar los avances en el movimiento de masas, que tuvo una importante presencia en el año pasado; para el caso de Bogotá esa campaña también esta dirigida a desestabilizar el cuestionado gobierno del Distrito Capital.
Abril de 2009
La campaña de terror que se adelanta a nivel nacional para mantener la llamada "Seguridad Democrática", desde los altos niveles del Estado hasta las bandas delincuenciales y sus jefes políticos que luchan por control territorial anuncian una nueva oleada paramilitar. A esta propuesta fascista y mafiosa de manejo social de la pobreza, drogadicción, rebelión, protesta y delincuencia ha sido apoyada por algunos líderes comunales que se ven confundidas por el incremento de la inseguridad en los barrios y la propaganda del régimen de cómo solucionar los conflictos.
La frase tan tenebrosa con la cual llegaban los paramilitares a las zonas de su interés: "SI NO SE ACUESTAN TEMPRANO, NOSOTROS LOS ACOSTAMOS" se ha convertido en el slogan de la nueva campaña que tiene un plan más amplio, sistemático, y terrorífico que abarca las principales ciudades de Colombia (en veinte de los 32 departamentos), y particularmente en la capital del país.
Circulan miles de panfletos regados en los barrios populares amenazando a los llamados indeseables, es decir las victimas del sistema capitalista de explotación y opresión: drogadictos, prostitutas, indigentes e incluso desempleados, y junto con ellas también listas de amenazas de dirigentes juveniles, políticos y sociales, y judicialización y ordenes de captura contra los que han denunciado masacres, asesinatos y persecuciones detrás de los panfletos.
Los jóvenes de los barrios populares entre los 15 a 26 años, son el sector más estigmatizado y perseguido por esta campaña de control social y territorial, los volantes exigen "disciplina social", horas de llegada a las casas, toque de queda, destierro y no solo por razones de delincuencia común. Según denuncias de los jóvenes de varias localidades de la capital y de otras ciudades, estos volantes son repartidos puerta a puerta en algunos casos por agentes de la fuerza pública.
La campaña de terror se propone crear zozobra y miedo en la población para justificar la represión, la presencia de la policía y ejército en las calles y barrios populares, los allanamientos, detenciones, persecuciones a presuntos "terroristas" y la presencia de grupos de paramilitares. Busca que la ciudadanía se asuste con los jóvenes de los "parches", con los que se visten, bailan y escuchan música "rara". Pregonan los "moralistas" del establecimiento que esos gustos y pintas sugieren vicio y delincuencia potencial o activa. La existencia de la delincuencia en los jóvenes tiene esencialmente su origen en el desempleo, el hambre y la discriminación social.
Todo eso es un mensaje para que la población se mantenga dentro del modelo autoritario, mafioso y antipopular de Álvaro Uribe Vélez y permita su continuidad so pena de una nueva oleada de terror y una campaña también orientada a dividir y frenar los avances en el movimiento de masas, que tuvo una importante presencia en el año pasado; para el caso de Bogotá esa campaña también esta dirigida a desestabilizar el cuestionado gobierno del Distrito Capital.
Abril de 2009
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