domingo, 23 de agosto de 2009

FRENTE A LAS BASES MILITARES

GOLPES ESTRATÉGICOS DEL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO
EN AMÉRICA LATINA.





En las condiciones de crisis económica mundial, en particular en los EEUU, los movimientos estratégicos del coloso del norte en todo el mundo, corresponden a su plan estratégico de dominación mundial diseñado para ser aplicado durante la administración de Barak Obama. Ese plan estratégico incluye tareas y objetivos para América Latina, por el interés que tienen los EEUU en recuperar el espacio perdido en esta región durante los últimos 15 años, y sobre todo, durante las dos administraciones de George Bush.

Las luchas antiglobalización, antiimperialistas y populares a partir de 1994 en Chiapas - Méjico, significan el surgimiento de organizaciones y movimientos revolucionarios, nacionalistas y progresistas que han promovido luchas por la defensa de la soberanía nacional pisoteada por los imperialistas, sobre todo los norteamericanos, y por solucionar los problemas más sentidos de los pueblos de la región, que dieron como resultado el ascenso de unos gobiernos democráticos y nacionalistas como en Venezuela, Bolivia, y Ecuador, y posteriormente en Nicaragua, Salvador, Guatemala y Honduras, y otros como Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile y Argentina quienes de diferentes maneras, han asumido posiciones antiimperialistas o antinorteamericanas.

A la anterior situación se une la existencia de sectores revolucionarios y democráticos en Méjico, Argentina, Colombia, Chile, Perú, y los surgidos en los departamentos franceses insulares del Caribe como Guadalupe y Martinica, la presencia de Cuba con su lucha antiimperialista, y el repunte de los Partidos Comunistas que se han ubicado en las condiciones y los retos del momento, son desafíos reales a la dominación del imperialismo norteamericano en América Latina y el Caribe.

Es a esta situación que el gobierno de los EEUU está respondiendo, con un plan de control al estilo demócrata por medio de la diplomacia acompañada de comandos y tropas, desde el Departamento de Estado, el Pentágono y de los organismos como la USAID (Agencia Internacional de los Estados Unidos para el Desarrollo), la NED (Fundación Nacional de Apoyo, por sus siglas en inglés), promoviendo y financiando sectores políticos pro-norteamericanos, grupos de estudio, campañas electorales, movilizaciones, protestas y hasta golpes de Estado, dirigido en especial a los países “problema”, para socavar esos gobiernos y buscar cambiarlos, en nuevas condiciones, por unos más acordes con los intereses de los EEUU.

Por esto, lo que se está viviendo en la región está enmarcado en esas necesidades estratégicas de los EEUU, y tiene como blanco a los países con regimenes democráticos nacionalistas, en especial Venezuela, Ecuador y Bolivia, para intentar socavarlos, neutralizarlos y hasta derrocarlos por diferentes medios de lucha. Esta cadena de hechos inicia con Honduras en donde el ejército, el Congreso, las Cortes, altos jerarcas de la Iglesia Católica y de la Confraternidad de las Iglesias Evangélicas, el Departamento de Estado y la CIA de los EEUU, dieron un golpe de estado, sacando de la presidencia a Manuel Zelaya y colocando en su lugar a Roberto Michelleti (antes presidente del Congreso) como Presidente de facto de Honduras.

Honduras, es estratégico para los planes de los EEUU en la región, representa la “frontera geoestratégica” en la mitad de Centro América, pues desde la década de los 80, existe la base militar de Palmerola o Soto Cano sede de la Fuerza de tarea Conjunta “Bravo”de los Estados Unidos, desde donde se coordinan las acciones contrarrevolucionarias y de monitoreo hacia Guatemala, Salvador, Nicaragua y Cuba; también es importante en lo económico por las necesidades de biocombustibles, minería, comunicaciones y turismo para las clases dominantes aliadas de los EEUU.

Manuel Zelaya, un liberal de la gran burguesía hondureña, asumió la presidencia en enero de 2006, durante su mandato hizo cosas contrarias a los intereses de las clases dominantes, elevó el salario mínimo a los empleados públicos en 60%, amenazó con sacar a los oligarcas del control de los medios de comunicación, promovió solucionar condiciones sociales de las empleadas domesticas, integró a Honduras a Petrocaribe, rebajó el combustible, pretendió convertir la base de Palmerola en aeropuerto internacional civil. Gran parte de estas medidas fueron producto de la presión popular ante la miseria y el continuismo que mostraba Zelaya, pero sus roces con los Estados Unidos y la propia clase dominante de Honduras lo llevaron a colocarse en otra orientación política que sus detractores denominan “chavista”.

A la vez que han golpeado a Honduras están intentando desestabilizar el gobierno del Presidente Álvaro Colom de Guatemala, un socialdemócrata moderado, presionándolo para que renuncie, cuando lleva tres meses en la presidencia; en Salvador el Presidente Funes apoyado por las “clases medias” y el FMLN, está siendo presionado para que se retire de la línea “chavista”; en Nicaragua en donde ganó la presidencia Daniel Ortega del FSLN en alianza con los sectores más reaccionarios del país, única manera de acceder al gobierno, también está siendo victima de campañas difamatorias. Las condiciones sociales y políticas son tan agudas y complejas en estos países que los pueblos han presionado a los gobiernos que sin ser revolucionarios se han ido saliendo de los carriles dictados desde Washington y se han colocado dentro de lo que se está denominando “posición chavista”.

En cualquier parte de América Latina puede suceder un “imprevisto”, como en Honduras, por la precariedad de las condiciones y lo inestable de las alianzas, en donde la lucha de clases se puede agudizar a favor o en contra de una u otra posición, máxime cuando hay todo un plan y una campaña de los imperialistas y las clases dominantes por impedir que los pueblos labren su propio destino.

Las campañas mediáticas han jugado un papel importante: En Honduras difundieron mentiras de la peor especie como que los “comunistas” llegarían a comerse a los niños, a repartirse las viviendas y las mujeres de los hondureños etc. Contra Venezuela , el diario El País de España, el New York Time de los Estados Unidos, y los medios de Colombia y Perú entre otros, propagaron que Venezuela es un “narco Estado” y que además le ha vendido cohetes a la guerrilla de las FARC; contra el Presidente Correa de Ecuador señalaron que las FARC le financiaron la campaña electoral, sirviendo de pretexto para las protestas de la oposición, encabezada por Lucio Gutiérrez. En el caso de Bolivia atizando el conflicto entre la derecha fascista deseosa de dividir el país y el gobierno de Evo Morales defensor de los intereses populares y de la nación.

La cuestión central es que existe una campaña para desestabilizar los gobiernos de Chávez y Correa; las supuestas relaciones de ellos con las FARC son usadas para unir a sectores del pueblo colombiano alrededor de las clases dominantes y en especial de Uribe Vélez; personajes como el periodista Robert Openhaimer no hacen sino echarle leña al fuego a la campaña antichavista, para gusto de los gobernantes colombianos y del coloso del norte.

Desde antes de que Obama asumiera la presidencia de los Estados Unidos ya se estaba buscando desestabilizar a Venezuela y a Bolivia, en la actualidad ese plan tiene el “estilo” demócrata: diplomacia, comandos secretos y apoyos “legales” a los pro yanquis.

En junio el Presidente Álvaro Uribe Vélez viajó a entrevistarse con el Presidente Barak Obama, es claro que de allí salió el acuerdo por el cual el gobierno de Colombia cede a Estados Unidos las bases miliares para la “cooperación”, entre los dos países, contra el narcotráfico y el terrorismo. Hacen parte del acuerdo las bases de Palanquero o Germán Olano en Cundinamarca, Malambo o Alberto Powell en Atlántico, Apiay o Capitán Fernando Gómez Niño en el Meta; también están involucradas las de la Armada Nacional ARC Bahía Málaga en el Pacifico y ARC Bolívar en Cartagena (costa norte). No contamos las bases de Larandia en el Caquetá y Tolemaida en Cundinamarca porque soldados y “contratistas civiles” del ejercito de los EEUU están operando desde hace cuatro años.

Con los “nuevos refuerzos” de 500 soldados y 600 “contratistas civiles”, la cifra de soldados del ejército de los Estados unidos en las doce bases militares en el país, pueden estar pasando de los 5.000; la idea es que los recortes al Plan Colombia, para dárselos al “plan Mérida”, sean compensados con la “cooperación” en las bases militares; esto está unido a la renegociación del Tratado de Libre Comercio – TLC , anunciada por la administración de Obama, la cual enfatiza en el respeto a los derechos humanos. El acuerdo de “Cooperación Militar” está planteado de tal manera que no se vea afectado por la reelección o no de Álvaro Uribe.

Estas medidas militares están relacionadas con la reactivación de la IV flota de los Estados Unidos para el control del hemisferio Occidental, se ha rumorado que ya existe el enlace de la IV flota y las bases en Colombia, así como que desde ellas se esta atendiendo el “Plan Mérida” de Méjico, (que es una especie de Plan Colombia), para la lucha contra el narcotráfico. También se ha sugerido que desde Colombia se coordinaría la IV flota y la Base de Palmerola en Honduras para hacer inteligencia sobre la Amazonia, el Pacifico y el caribe.

Todo lo reseñado aquí, hace parte del plan de la Administración Obama, ya se ha ordenado que los Estados Unidos transforme sus más de 1.000 bases militares que tienen instaladas en más de 100 países, y las transforme en lo que ahora llaman “CENTROS DE SEGURIDAD COOPERATIVA”, los acuerdos como el de Colombia entrarían en ese nuevo diseño del Ejercito de los EEUU y del Pentágono . También se ha rumorado la posibilidad de establecer este tipo de bases en Chile y en la Argentina. Entonces lo que está pasando en Colombia no es nada fortuito, sino una pieza de un plan a largo plazo del imperialismo de los EEUU.

La campaña contra los gobiernos de la corriente nacionalista y democrática y la “cooperación” en las bases, está en consonancia, no se puede ver como casual, sino como un plan estratégico diseñado por el gobierno de los EEUU y llevado a la práctica por el Departamento de Estado y el Pentágono.

La gira de AUV por siete países de América del Sur: Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil, con el objetivo de “explicar” lo de las bases y de “mostrar las pruebas” del apoyo de Chávez y Correa a las FARC, negándose a asistir a la reunión de la UNASUR en Quito, fue respaldada por las clases dominantes colombianas, unidas en torno a las bases y contra Chávez, Correa, Morales y las Farc. Pero lo central de la gira fue dejar elementos políticos favorables a la estrategia de Obama y “medir el pulso” para avanzar en la campaña desestabilizadora planteando posición a través de la diplomacia.

La reunión de UNASUR mostró la posición de los diferentes gobiernos en torno a esta situación: No hubo condena a Colombia, pues ni siquiera en la agenda estuvo el tema de las bases. Los Kirchner en Argentina enredados con sus problemas internos, (perdieron las elecciones a la Cámara de Diputados), Cristina Kirchner se lanzó por la mitad proponiendo una reunión en Bariloche para discutir sobre las bases por fuera de UNASUR. Brasil jugando a “dos bandas”, ya que en su afán de ser potencia regional, comandar UNASUR y lograr aranceles favorables para sus biocombustibles en los Estados Unidos, no le interesa enfrentar a Obama y deja el tema de las bases como algo a discutir. Chile y Perú apoyaron a Uribe; Uruguay y Paraguay “respetan las decisiones de Colombia”, como quien dice, se lavaron las manos. Así que Venezuela, Bolivia y Ecuador necesitan más apoyo.

Se entiende entonces que UNASUR y el ALBA son blanco de los intereses de Washington, al primero lo desprestigian mostrándolo ineficaz para dirimir conflictos, como el actual de las bases, y al segundo, se trata de debilitar por medio de la aprobación de TLCs y otros mecanismos, por ejemplo: usar el hallazgo de pozos de petróleo en la Orinoquía colombiana a favor de los intereses de las petroleras imperialistas y restarle influencia a Venezuela. Por toda América Latina la disputa por los recursos mineros y energéticos, la biodiversidad y la soberanía agroalimentaria es otro de los escenarios para que este plan de los imperialistas de los EEUU tenga importancia.

La OEA, (en la que para algunos predominan posiciones de centro izquierda), no le interesa a los Estados Unidos, la decisión sobre lo de Cuba es diciente, para los globalizadores imperialistas debe servir solo para solucionar casos concretos mientras que las definiciones estratégicas quedarían en manos de los Estados Unidos. Pero América Latina está buscando sus propios mecanismos multilaterales para resolver sus diferencias y apoyar soluciones progresistas sin la injerencia de posiciones imperialistas.

A todo lo anterior, se debe agregar la influencia del imperialismo español en América Latina, el hecho de querer hacer parte de la propaganda mediática contra Venezuela muestra su interés en la región y su posición al lado de la administración Obama, y al mismo tiempo, su ambigüedad en la medida en que Venezuela llegó a acuerdos económicos con España.

Así mismo, Aunque algunos analistas consideran sin importancia la presencia de Rusia en América Latina, debe tenerse en cuenta como un elemento de análisis desde la disputa inter-imperialista y que Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba hacen parte de zonas de influencia que interesan al imperialismo ruso. Lo mismo se podría decir de la influencia creciente del imperialismo Chino, a quien supuestamente desde el punto de vista geoestratégico, nada le interesa en América Latina.

La campaña desestabilizadora de EEUU, puede llevar a agudizar contradicciones y a crear enfrentamientos que lleven a retrocesos tácticos al proceso constituyente y constitucional, que se abrió en ésta parte de América y que está sirviendo para avanzar en solucionar los problemas más sentidos de los pueblos, pues el acumulado de más de 15 años de luchas populares desde Chiapas hasta hoy no se perderá tan fácilmente.


Los Pueblos, los Partidos Comunistas, los Movimientos Revolucionarios, Sociales, y Progresistas de América Latina, debemos estar alertas para denunciar la forma como en la actualidad se somete a nuestras naciones, se socava nuestra soberanía y se impide nuestra autodeterminación, por parte del imperialismo, principalmente el de Estados Unidos. Debemos explicarle a nuestro pueblo, que la participación del ejército de los EEUU en bases militares colombianas y las posibles en otros países de Sur América hacen parte del Plan del Gobierno de Obana por mantener el dominio de EEUU sobre la región, de desestabilizar los gobiernos democráticos y nacionalistas, y acabar con cualquier organización, movimiento o alternativa, que exista o surgiera en cualquier lugar, con una propuesta de sociedad diferente a la impuesta por el imperialismo y las clases dominantes: Una Sociedad más Justa. Por esto nos debemos movilizar para fortalecer las posiciones antiimperialistas y revolucionarias, asumiendo posiciones al lado de los gobiernos democráticos y nacionalistas.

El Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo – MODEP, denuncia los planes de desestabilización, represión, opresión, y mayor dominio del Imperialismo Norteamericano, en América Latina y hace un llamado para que las organizaciones y el pueblo se movilicen en defensa de la soberanía nacional, la autodeterminación de los pueblos y contra la presencia del imperialismo en las naciones de Latinoamérica y de los pueblos del mundo.


IMPLICACIONES DE LAS BASES MILITARES EN COLOMBIA.

1. La existencia de bases militares con presencia de norteamericanos, permite que la nación colombiana se someta a los intereses de los Estados Unidos y a la política de guerra preventiva y contra el terrorismo.

2. Con el pretexto de realizar esas operaciones se violarán los derechos de la población colombiana y en específico de las zonas donde van a tener presencia las bases militares, promoviendo la impunidad de las tropas extranjeras.

3. La ubicación de las bases permite que se tenga un control en el país y a la vez que sea el centro de agresión y desestabilización contra los países latinoamericanos que han promovido procesos democráticos y nacionalistas, y contra los procesos de integración latinoamericana. De igual forma la ubicación les permite garantizar el acceso a los recursos estratégicos del continente y en especial al petróleo y a la biodiversidad.

4. Se produce cada vez una pérdida de la soberanía nacional y se viola el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos consagrado en el artículo 9º de la Constitución Política.

MOVIMIENTO POR LA DEFENSA DE LOS DERECHOS DEL PUEBLO - MODEP
Agosto de 2009.

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