En este año de rememoración de los 200 años de luchas del pueblo colombiano por independencia, libertad, soberanía, rescate de su tierra y transformaciones sociales de fondo, diversas organizaciones sociales y políticas de carácter nacional y regional convocamos a todos los colombianos a integrarse y participar activamente en la preparación, instalación y apertura de las sesiones del Congreso de los pueblos.
En consideración a las características nacionales e internacionales en que se debaten las mayorías colombianas; en medio de una vergonzosa pérdida de independencia y soberanía nacional, de un modelo económico que nos marca con el signo de la iniquidad y la desigualdad social, modelo que amenaza el futuro de la humanidad, diferentes experiencias organizativas de carácter político y social, desde hace varios años, avanzamos en la construcción de propuestas para articular las luchas, voluntades y compromisos en pos de una sociedad donde todos los colombianos contemos con el respeto como humanos para la realización y la felicidad propias, de nuestros hijos y las generaciones que nos siguen.
Por eso, hoy, al conmemorar los 200 años de lucha por la primera independencia y la soberanía, y,
Considerando:
Primero. Que nuestra nación es fruto de las luchas llevadas a cabo por indígenas, afrodescendientes esclavizados, campesinos, artesanos, estudiantes, comerciantes e industriales pequeños y medianos, obreros y demás trabajadores, quienes en el curso de los últimos cinco siglos, con su ambición de libertad y con sus manos, han transformado el territorio que ocupamos y las culturas que nos identifican. Es éste un quehacer de resistencia frente al dominio extranjero y de las clases dominantes nativas. Hace 200 años se avizoró la ruptura del yugo colonial español, pero muchos de los propósitos que le impregnaron fuerza social quedaron pendientes de concreción, a la par de lo cual nuevas formas de dominio extranjero produjeron nuevas formas de dependencia. Hoy, en pleno siglo XXI, estos pueblos y estos sectores sociales mantienen en alto banderas de lucha y reivindicaciones democráticas cuya realidad pende de una nueva organización social.
Segundo. Que a lo largo de los últimos 200 años, el sueño de un país independiente en sus decisiones políticas y una nación soberana siguen pendientes. Quienes habitamos este territorio no hemos podido verlo. La minoría de la gente acaudalada acepta sin empacho el control político que las potencias extranjeras imponen sobre el Estado colombiano, e igual ocurre con otras expresiones de la soberanía nacional, con graves pérdidas del territorio, entrega leonina de nuestros recursos, aceptación de la ocupación de tropas extranjeras estadounidenses en el suelo patrio, y extranjerizantes proyectos culturales que menoscaban nuestras identidades.
Tercero. Que la manifestación expresa de estos nuevos dominios y dependencias es la enajenación de nuestro territorio nacional, en entrega para que operen cuerpos de un ejército extranjero; pero también la aprobación de tratados de 'libre comercio' que eliminan toda posibilidad de desarrollo por vía propia y abren el territorio patrio a la más despiadada explotación y el más bárbaro saqueo. Asimismo, con obediencia a la justicia de otros países, el gobierno de nuestro país renuncia a un sistema judicial que investigue, juzgue y garantice el pago de sus penas en el territorio nacional, para todos aquellos que violen las leyes y los códigos del país.
Cuarto. Que no olvidamos que en 1809 se abrió el ciclo de alzamientos de criollos, mantuanos y gachupines contra el dominio de España en nuestra América, que pasaron a convertirse en guerra social, sellada para Sur América y Panamá en 1825 con la derrota del imperio invasor en la batalla de Ayacucho, y de manera culminante con la gesta del pueblo cubano y su guerra necesaria en las postrimerías del siglo XIX. Dos siglos después, nuestros pueblos se miran en el espejo de su historia para procesar sus luchas y proyectar nuevos desafíos, así como ayer, con un profundo sentido latinoamericano. La dinámica que recorren países como Bolivia, Venezuela y Ecuador, brindan luces sobre el particular.
Por todo esto,
Declaramos:
Primero.- Que el 19 de julio de 2010, en memoria de quienes brindaron lo mejor de su vida por una patria en dignidad y justicia, aún por realizar, nos movilizaremos, sentando a través de diversos gestos culturales y simbólicos nuestra posición sobre la Colombia necesaria. Ese día, como demanda de Democracia profunda, con espíritu de gobierno y poder, daremos apertura al Congreso de los Pueblos, el cual deberá construirse como conjunción del esfuerzo de la totalidad de las expresiones sociales alternativas, y cuyas primeras sesiones se llevarán a cabo en octubre de 2010.
Hacemos realidad de esta manera el sueño de una expresión autónoma, alternativa y propositiva de los movimientos sociales de nuestro país. Somos conscientes de que es un tiempo más que largo para construir otros proyectos de sociedad, incluyentes de verdad, con vocación de justicia, y amantes de la soberanía y la integración regional, con proyección de nuestras capacidades y riquezas ante el continente y el mundo, y el Congreso de los pueblos debe ganarse el espacio y generar la dinámica que hagan esto posible.
Segundo.- Que aún a 200 años de la primera Independencia resistimos y exigimos nuestros derechos. Por tal razón, alertamos a la sociedad sobre la indebida apropiación que de esta gesta hace un régimen como el actual, el mismo que ha llevado a que, al final de la primera década del siglo XXI, la sociedad colombiana –contrariamente al espíritu de la gesta anticolonial y la lucha de sus soldados y héroes– sea la más desigual de la región.
Respecto a esta memoria bicentenaria, también llamamos a los sectores sociales para señalar que a pesar de todos los injustos y dolorosos sucesos de los últimos 30 años en nuestro territorio (que tuvieron como objetivo imponer el modelo económico neoliberal y el régimen político autoritario, a costa de una sanguinaria y relativa desarticulación de las expresiones organizadas de nuestra sociedad), hoy los pueblos de este país se esfuerzan con fervor por: la paz y la justicia, para rechazar el carácter festivo y de autolegitimación con el cual se aprovecha el actual régimen y los grandes magnates. Ellos, para su bolsillo y propiedad, le imprimen al Bicentenario de la Independencia un afán de desmemoria y de no reconocimiento real de nuestra historia. Ocultan la realidad de nuestra patria pendiente, con todos los propósitos sociales inconclusos, a pesar de estos 200 años trascurridos. Sin duda, las actuales generaciones de connacionales tenemos una deuda con la libertad, la justicia social, la soberanía y la reparación de la desigualdad.
Tercero.- Con la diversidad de pensamientos y posturas de los participantes, declaramos que estamos unidos para dar apertura al Congreso de los Pueblos, como un escenario propio, autóctono, propicio, de participación social y popular; donde todas nuestras propuestas con sentido social, de identidad, patriótico y popular, tendrán oído y serán consideradas en la proclama que exprese las aspiraciones de otra Colombia posible. Manifiesto-resumen de nuestros sueños de sociedad. Faro de las próximas y más intensas jornadas de construcción del verdadero y nuevo país que vendrá. Texto que, con anhelo de una nueva República, entregaremos al conjunto social y al gobierno que se posesione el 7 de agosto, como nueva batalla y grito de la independencia por conquistar, pliego de inclusión y unidad colombianas, y de disposición de diálogo y concertación en pro del país que anhelamos con redistribución de la tierra, proyección popular, democracia plena, reconocimiento y valoración de las minorías sociales, economía redistributiva e incluyente, empleo o subsidio para todos, modelo de desarrollo propio y condiciones plenas para la cimentación de la paz.
Llamamiento
A todas las colombianas y todos los colombianos inconformes, que desde diferentes tendencias y expresiones de pensamiento –hasta ahora dispersas– quieran confluir en la apertura del Congreso de los Pueblos, en una articulación que concentre sus fuerzas contra toda forma de sojuzgamiento extranjero, de opresión por parte de las clases dominantes; de discriminación por razones de clase, género o etnia, para construir un nuevo espacio de convergencia social y política que sea germen de una instancia de organización, y articulación de luchas y proyectos de sociedad independiente, soberana e igualitaria.
A todas las colombianas y todos los colombianos, los invitamos a organizar e instalar diversas formas organizativas y estructurar esta jornada que rememora luchas y retoma –para hacerlos realidad– proyectos de país, con base en la búsqueda de "la mayor suma de felicidad posible para el pueblo" que condujo la espada de nuestros próceres.
Esta convocatoria está abierta para que sea suscrita por todas las organizaciones sociales o políticas que se identifiquen con la misma y se dispongan a su desarrollo y concreción.
Bogotá, junio 20 de 2010
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Movimiento por la defensa de los derechos del pueblo-MODEP-BOGOTA
Vamos por la Democracia, el Poder y el Socialismo.
http://modepdistrital.blogspot.com/
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